El Director de El Observatorio de la Universidad Colombiana, Carlos Mario Lopera P., escribió para el último número de la Revista UDUAL Universidades, el artículo “La educación superior privada en Colombia en el contexto de la pandemia” en el que presenta el agravamiento de las condiciones de operación de muchas IES privadas con la pandemia.
Aquí se presentan algunos apartes, síntesis, del escrito, al que se puede acceder a texto completo haciendo clic aquí.
La pandemia confirmó la carencia de dirección académica y de liderazgo sectorial. Cada IES se refugió con gran incertidumbre -y aún muchas lo están- para enfrentar la amenaza, en la mayoría de casos, por la reducción en la matrícula y los retos derivados de la pandemia: reducción de ingresos, descuentos y becas para los estudiantes, extensión en las fechas de pago, suspensión de cobros extraordinarios, inversiones en plataformas tecnológicas, adquisición de equipos de cómputo y conectividad para trabajadores, docentes y estudiantes, adopción de protocolos de bioseguridad, suspensión o aplazamiento de planes de desarrollo, recortes de personal, y afectaciones en la salud de fundadores y directivos de la tercera edad especialmente, entre otros.
Pese a que la situación era muy similar en las casi 300 IES del país, el sector no recibió ni creó guías de gestión, modelos financieros, tratados para el manejo de la crisis o búsqueda concertada de soluciones.
Cada rector con su equipo ha debido buscar alternativas creativas para sobrevivir
La preocupación por la pandemia no ha permitido al sector, como tal responder a los retos que ya venían desde antes de marzo de 2020 y que tampoco han desaparecido.
Además de la pandemia, ¿cuáles han sido los factores que comenzaron a minar la capacidad de absorción de la educación superior privada en Colombia?
La estructura normativa y regulatoria estatal sobre la oferta y demanda de los programas de educación superior, la globalización en el acceso a fuentes alternativas de estudio y la aparición de nuevos contextos culturales y generacionales, entre otros, abrieron múltiples caminos a oferentes de nuevas y distintas modalidades educativas, que abiertamente cuestionan el modelo tradicional de una universidad presencial con múltiples requisitos y tiempos de estudio extensos.
Algunos hechos que desencadenaron esta nueva realidad del mercado de la educación superior colombiano, especialmente el privado, han sido:
– El constante incremento en la aprobación de IES y programas, acorde con las lógicas del mercado, pero ausentes de un análisis de país sobre áreas de crecimiento, capacidades, sectores y regiones a priorizar. Entre 2010 y 2020 el número de IES creció 6%, y los pregrados subieron 40 por ciento.
– La presencia, cada vez mayor, de IES extranjeras que, vía internet, ofertan muy diversos programas (en muchos casos, a valores de matrícula inferiores a los delas instituciones nacionales), y la aparición de “universidades” corporativas o empresariales que aunque no están reconocidas como tales por el Estado, certifican a empleados a los que antes les pagaban sus estudios superiores en IES tradicionales y que poco a poco han dejado de hacerlo. Mientras que en Colombia se hallan programas doctorales, en IES privadas, que pueden oscilar entre 30 y 50 mil dólares, en estas IES extranjeras, y de forma virtual, se pueden encontrar programas hasta por la quinta parte de esos valores.
– Los múltiples ajustes en el Sistema de Aseguramiento de la Calidad han favorecido el aumento en número y cobertura de programas. En la intención de favorecer la acreditación e incentivar los procesos de calidad, el Ministerio de Educación, el Consejo Nacional de Acreditación y la Comisión NacionalIntersectorial de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior CONACES, además de las asociaciones de IES, han promovido que las IES acreditadas institucionalmente puedan tener beneficios y menores controles para extender su oferta.
– Se cambió el registro calificado. Pasó de ser por modalidad (presencial, distancia tradicional o distancia virtual), a una nueva figura de Registro Calificado Único, con el que las IES tienen mayor libertad para extender la oferta de sus programasen todo el país.
– La proliferación de ofertas de formación flexible, económica, rápida y digital, atractivas y de muy fácil acceso para la nueva generación de jóvenes. Esto es, múltiples plataformas de cursos en línea, de cursos masivos en línea (MOOCS), ofertados por IES extranjeras (del estilo Coursera, Edx, Udacity, Miríadax), de educación informal (Youtube, Spotify), y de cursos libres (Open English, Platzi…)
– La gradual reducción en las tasas de retorno de los egresados técnicos profesionales, tecnólogos y profesionales universitarios, constituye una desmotivación con respecto a los ingresos de trabajadores con iguales o menores niveles de formación y en sectores que tradicionalmente no han sido valorados por la educación superior (en algunos casos, conductores, tenderos, youtubers o influencers, muchos de estos con mínima formación). Según cifras del Observatorio Laboral de la Educación Superior, del Ministerio de Educación Nacional, si bien nominalmente los ingresos delos egresados de la educación superior han subido en los últimos años, las mismas cifras medidas en su equivalente en salarios mínimos legales vigentes muestran una creciente devaluación del ingreso.
– La reducción progresiva en la tasa de natalidad. Según la proyección del DA NE, 24% de la población colombiana está compuesta por menores de 15 años (potenciales estudiantes universitarios), pero en el año 2050 ese porcentaje bajaría a 16%. En la capital del país, principal centro universitario, de continuarse la tendencia y de no existir cambios sustanciales en el sistema y en las IES, sobrarán programas e IES y faltarán estudiantes.
– Los programas de apoyo del Estado a la educación superior pública. A raíz de las distintas, masivas y repetitivas protestas estudiantiles a favor de la gratuidad, especialmente las iniciadas hace una década en Chile, y extendidas a Colombia, el Estado ha venido desarrollando una serie de programas de subsidios y apoyos estudiantiles en las IES públicas. El Gobierno del expresidente Juan Manuel Santos diseñó el programa Ser Pilo Paga (2015), de beca plena para los 10 mil mejores bachilleres cada año, en la universidad acreditada (pública o privada) que ellos libremente escogieran. No obstante, los altos costos del programa, y el que la mayoría de los jóvenes se inclinaran por las IES privadas, generó una fuerte presión contra el Estado que, bajo el Gobierno del actual presidente Iván Duque, decidió cerrar el programa y sustituirlo por uno nuevo, denominado Generación E, con el que se privilegió el acceso a la universidad pública y se bajaron los beneficios para las IES privadas. Adicionalmente, los mandatarios departamentales (gobernadores) y municipales (alcaldes), comenzaron a crear dependencias especializadas -agencias- para incentivar el acceso a las IES públicas, a cero costo o a muy bajos valores de matrícula, lo cual termina incidiendo en la capacidad de las privadas de absorber esta potencial demanda, por los aranceles.
En medio de este ambiente, y aunqueColombia ha avanzado de forma importante en la vacunación contra el virus del Covid 19, incluido el profesorado universitario, la educación superior entró en un nuevo periodo académico con grandes incertidumbres sobre la demanda, y hay un escenario poco propicio para impulsar acciones de fomento, calidad, internacionalización y apuestas novedosas y llamativas en la academia.
A la golpeada matrícula en 2020 se sumó la de los dos periodos académicos de 2021, con lo que la recuperación financiera de las IES privadas y el regreso a una dinámica activa del sector difícilmente se concretará en 2021 ó 2022, cuando no más adelante.
Si bien la educación superior pública ha obtenido el anuncio gubernamental de gratuidad para los estratos bajos, los problemas de cobertura en muchos municipios y la limitada infraestructura de las IES oficiales, generarán un nuevo debate sobre el alcance del aporte estatal y de la educación superior como un real derecho. Entre tanto, para la educación superior privada, si el apoyo del gobierno no se extiende a sus estudiantes e IES, la supervivencia de muchas de estas se verá en riesgo.
Por ahora, la realidad supera amplias visiones académicas de calidad, de investigación y de extensión, entre otras, y está poniendo contra las cuerdas a muchos rectores que, quién sabe por cuánto tiempo más solo podrán enfocar su gestión, prioritariamente, en la subsistencia financiera institucional. Esto solo lo podrán hacer evitando la deserción, gestionando recursos frescos, trabajando en alianzas con otras IES (que ha sido una tarea escasamente hecha en Colombia) y articulándose efectivamente como sector.
Si a los impactos de la pandemia y su impacto económico, al sector se suma el aumento en las exigencias del Estado a las IES, para que se ajusten al Sistema de Aseguramiento de Calidad, es posible que, en el mediano plazo, el número de casi 300 IES se reduzca de forma significativa y la demanda se concentre especialmente en las instituciones públicas, en las tradicionales universidades privadas, y en las que le han apostado a la cobertura (a veces algo alejadas de la calidad). Entre tanto, la falta de solidaridad, articulación sectorial y apoyos estatales, se encargarán de oficializar la desaparición de un buen número de IES privadas.
Fuente: Observatorio de la Universidad Colombiana.