Así lo considera el experto Claudio Rama Vitale, quien advierte el riesgo de que las universidades actuales alteren sus características para entrar en los rankings.
En entrevista con UN Periódico, de la Universidad Nacional, rama habla de los retos de América Latina en términos de cobertura en educación superior, los derechos digitales derivados de la educación virtual y de globouniversidades,e ntre otros aspectos, en entrevista que a continuación se reproduce.
Claudio Rama Vitale es experto en políticas de educación superior y director del Observatorio de la Educación Virtual en América Latina y el Caribe (OEVALC), de Virtual Educa, una iniciativa de la Organización de Estados Americanos (OEA). Aunque se graduó como economista en la Universidad Central de Venezuela, este uruguayo se ha especializado en la educación superior en América Latina, lo que ha hecho desde los ámbitos de estudiante, académico, consultor e investigador, y sus aportes se han sido publicados en 26 libros.
Durante su conferencia de apertura a la Cátedra José Félix Patiño “Políticas públicas en educación superior: propuestas para el debate”, de la Universidad Nacional de Colombia (UN), el exdirector del Instituto Internacional de Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), de la Unesco, se refirió a la metamorfosis que afrontan las sociedades del mundo, a consecuencia, entre otros factores, de la irrupción de las nuevas tecnologías y las implicaciones de este “terremoto” en la educación superior.
UN Periódico Digital (UNP-D): ¿cuáles son para usted los aspectos más importantes de la educación superior en el ámbito global y latinoamericano?
Claudio Rama Vitale (CRV): la expansión de la matrícula a todos los sectores sociales en forma creciente, la diferenciación institucional con la irrupción de nuevas universidades y la diversidad de los sistemas de educación superior con pluralidad de características son los ejes a escala global más destacados que han llevado a la construcción de sistemas de masas. También vale la pena resaltar la alta regulación desde múltiples ámbitos (sociedad, mercado, gobierno, ámbitos sociales y espacios internacionales, además de la regulación exclusivamente académica), la mercantilización de los sistemas asociada con el creciente valor del conocimiento en los procesos de valorización de las empresas, las diferencias de productividad y salarios asociados con la educación, y la expansión de la prestación privada. Igualmente la existencia de multimodalidades asociadas con la existencia de diversas tecnologías y combinatorias de factores para organizar los procesos de enseñanza-aprendizaje. De igual manera se debe tener en cuenta el aumento de los componentes internacionales, en los currículos, los mercados estudiantiles, los egresos profesionales, los docentes y los recursos de aprendizaje y las instituciones.
UNP-D: ¿considera que se ha masificado la cobertura de la educación superior y cuáles pueden ser las consecuencias?
CRV: es claro que más allá de los países y las regiones, el mundo está en un cambio enorme como resultado de la expansión de la cobertura, y todos los indicadores muestran que aunque en los Estados Unidos empezó en los años cincuenta, en Europa en los sesenta, en América Latina en los setenta, en Asia en los ochenta y en África desde la segunda década del siglo XX, existe un enorme proceso de expansión de la matrícula universitaria de largo plazo y también del egreso. También se debe tener en cuenta que el mundo tiene una nueva clase media que emana fundamentalmente de los sistemas universitarios y cuya expresión son los ingresos económicos, pero cuya base es la dotación del capital humano y de las competencias laborales adquiridas en sistemas universitarios más complejos y diversos.
UNP-D: ¿cuáles son los retos de los Estados latinoamericanos con respecto a la cobertura en educación superior?
CRV: el aumento de la cobertura tiende a la baja de los salarios e impacta en los retornos, y se debe asumir que si no existen retornos superiores, la gente dejará de sacrificar tiempos y dinero para estudiar y dotarse del capital humano que las sociedades requieren para cambiar sus estructuras de producción. Por eso, para alcanzar una cobertura universal primero se debe entender su necesidad, que es viabilizar el paso de una estructura social y económica apoyada en recursos humanos con baja capacitación, a una dinámica que facilite un cambio estructural de las sociedades con dinámicas laborales que utilicen intensivamente el conocimiento y el capital humano especializado. En ese sentido, es importante formular políticas desde el lado de la oferta, lo cual exige mayor flexibilidad en los procesos de adquisición de capacidades, y aumentar la diversidad institucional. Estamos en un contexto de necesidad de multimodalidades, multicurrículos y multipedagogías; desde el lado de la demanda se deben impulsar aspectos como un salario profesional mínimo, reserva de tareas exclusivamente para los profesionales, aumento de la contratación de profesionales y sistemas de incentivo a la posgraduarización.
UNP-D: cada vez se le da más importancia a la clasificación de las instituciones educativas en rankings internacionales, ¿se justifica el afán de las universidades latinoamericanas por figurar en ellos?
CRV: se estima que apenas el 3 % de las instituciones de educación superior pertenece a ese tipo de listados; con respecto a América Latina, se ha analizado que son cerca de 40 universidades (menos del 1,4 % de la totalidad de la región) las que publican alrededor de 500 artículos académicos por año en la bases de Nature, Science y Social Science index. Estos centros cumplen un rol social fundamental y remiten a un modelo de arquetipo para algunos, pero no representan los ejes de la cobertura en la región; son además instituciones muy insertas en redes globales de investigación. La realidad es más compleja y lo que caracteriza a los sistemas de educación superior es la diversidad institucional y académica.
UNP-D: ¿lo anterior no marca una tendencia hacia la homogeneización del saber?
CRV: creo que dentro de cada tipología debe haber sus propios estándares de calidad y de desarrollo; por ejemplo el Ranking de Shanghái tiene en una ponderación del 60 % las publicaciones en determinadas revistas académicas. Como dijo Einstein, si la evaluación para el mundo animal es trepar a un árbol, es difícil que un pescado, un elefante y un mono obtengan los mismos resultados; el error remite a no concebir que los sistemas de educación superior se caracterizan por una diversidad cada vez mayor de universidades con diferenciadas misiones, estructuras, y por ende también de indicadores de medición y de evaluación. Faltan rankings para las universidades especializadas de docencia, a distancia, de formación de grado, locales o regionales, entre otras.
UNP-D: ¿le resulta paradójico que el proceso de masificación de la educación superior esté desencadenando en exclusión?
CRV: en la actualidad las brechas son cada vez más cognitivas, y las exclusiones más fuertes son de aquellos que no alcanzan mínimos de capital social, cultural y humano para insertarse, y se impone la necesidad de nuevas políticas públicas educativas en esa materia. El debate se focaliza, por ejemplo, en la reinserción de las personas privadas de la libertad, si no hay sistemas de formación, es muy difícil una reinserción productiva en la sociedad; algo similar sucede con los profesionales de la tercera edad, quienes en la medida en que no realicen procesos de recertificación de competencias, terminan siendo excluidos. La educación es la única puerta a la reinserción real.
UNP-D: en diferentes escenarios se ha referido al modelo de universidades de clase mundial, globouniversidades o megauniversidades, ¿las instituciones de educación superior colombianas están listas para echar a andar el modelo?
CRV: he definido el concepto de globouniversidades como sistemas de articulación de ofertas de cursos masivos, abiertos y en línea (MOOC, Massive Open Online Course) a escala global y por ende como universidades de segundo piso de educación continua; las megauniversidades corresponden a un tipo de universidades nacionales enormes basadas en educación a distancia y que han ido tratando de entrar en ofertas virtuales y globales; y las universidades de clase mundial han emanado de los rankings. Aunque lo más probable es que sigan apareciendo nuevas tipologías o clasificaciones, ello no implica que las universidades actuales deban alterar sus características y copiar estos nuevos modelos. El sistema de educación superior de un país o región se debe concebir como un portafolio de servicios y de ofertas diversas, atendiendo a diversidad de estudiantes, trayectorias esperadas, mercados y tareas, y donde cada universidad cumple una función particular que contribuye al sistema y a las múltiples demandas desde su especificidad y particularismo. En América Latina, la enorme heterogeneidad social implica reconocer más fuertemente trabajos profesionales incluso distintos.
UNP-D: durante su participación en la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe 2018 (CRES), realizada en Córdoba (Argentina), afirmó que el “tema de los derechos digitales es fundamental para la construcción de la democracia” ¿podría ampliarnos esta idea?
CRV: la educación se ha desarrollado apoyada en concepciones sobre los derechos. La primera generación de los derechos humanos planteó como un derecho fundamental la educación y la enseñanza. Una segunda generación planteó el derecho a que el Estado apoye a la educación como base fundamental para el acceso de las personas a esta. Una tercera generación mostró que acceder a una educación internacional se constituye en la base para poder cumplir el derecho básico a la educación. Hoy, en el entorno de una sociedad digital, irrumpe una nueva generación de derechos que plantea que el acceso a la sociedad digital es la base de la realización del derecho fundamental de acceso a la educación.
Esta cuarta generación plantea el derecho de acceso a internet, de acceso a la sociedad de la información en condiciones de igualdad y no discriminación, de formarse en las nuevas tecnologías, de autodeterminación informativa, de acceso a un mínimo de conectividad y de banda ancha público, de privacidad y seguridad digital, y entre ellas destacadamente de acceso a la educación virtual, como bases para la realización del derecho a la educación en cuanto derecho fundamental. La educación como un bien público está limitada en su enfoque presencial por ser una oferta que se da en determinados lugares y tiempos. La única educación que realmente se constituye en un servicio o bien público es la educación virtual, ya que el consumo de una persona no excluye al consumo de otro por ser un servicio en red y son bienes “no rivales”.
Para ampliar este tema, lea “Educación virtual, un derecho de todos los ciudadanos”
UNP-D: muchos vaticinan el fin de la universidad como vehículo de formación profesional en la Cuarta Revolución Industrial, ¿comparte esa visión?
CRV: al contrario, la nueva revolución tecnológica digital está expandiendo el rol de la universidad en la formación de recursos, en la investigación, en el posgrado y en la actualización de competencias. En algunos países las universidades no tienen el poder de la certificación profesional, y ello no les ha reducido funciones; en otros países no tienen posgrados o compiten con universidades de posgrado y eso tampoco les ha limitado su desarrollo.
Fuente: Observatorio de la Universidad Colombiana.