Para Javier Milei (foto), autodefinido como un “economista liberal libertario” hay que replantear todo el discurso sobre gratuidad educativa y financiamiento de la educación pública.
En sus palabras, toda la educación cuesta, así no la paguen los estudiantes beneficiarios, y en contra del discurso cada vez más extendido en América Latina sobre la necesidad de que el Estado asuma la educación en todos sus niveles, de forma universal y gratuita (como una idea que se está posicionando en Colombia, especialmente con el gobierno Petro), la calidad y la efectividad de dicha educación no está en la infraestructura pública sino en que los estudiantes libremente escojan dónde quieren estudiar y que el Estado pague a las instituciones, particularmente privadas, en las que, como producto de una libre competencia, estos se matriculen.
Es decir, según Milei, el Estado debe pagar por la demanda y no por la oferta. Eso incentiva la competencia, dice, y por ende mejor la calidad, a tal punto que las universidades que no tengan aceptación deberán desaparecer.
Para ello propone crear “vouchers educativos”, a manera de documento que autoriza a los estudiantes a elegir libremente la opción de institución de educación que desee, como una forma de reemplazar “la educación gratuita y obligatoria”. Así, serían los estudiantes los que recibirían el dinero destinado a la educación y recaudado por el Estado a través de impuestos. El presupuesto se divide entre los educandos y de ahí saldría el valor de cada cheque o voucher.
Milei, a quien Argentina y el mundo comienzan a identificar como una sorpresa política en el país del sur del continente americano, tras ganar, a nombre del partido La Libertad Avanza, los comicios del pasado domingo y superar a aspirantes presidenciales de izquierda, centro y de derecha, aparece como una muy probable opción para llegar a ocupar la Casa Rosada y ser el próximo presidente de los argentinos, quienes parecen dejar atrás la huella de los gobiernos de centro izquierda e izquierda de Cristina Fernández de Kicrhner y de Alberto Fernández.
Milei es todo un personaje, bien sea para admirar o para rechazar, tanto por sus polémicas, para algunos populistas, para otros radicales, pero directas y hasta risibles expresiones y gestualidad, y por la forma como abiertamente cuestiona y critica a la izquierda, al comunismo y en general a todas aquellas expresiones derivadas del discurso público asistencialista de subsidios, de rol interventor del Estado y de la participación del mismo en todos los escenarios de la vida pública.
Con o sin razón, o con formas poco acostumbradas, Milei se constituye en un referente para los críticos de las posturas de izquierda que vienen dominando en la región.
Según Milei, el Estado debe limitarse a intervenir lo menos posible en la vida personal de los ciudadanos, y sólo debe hacerlo para garantizarle su libertad, su seguridad y sus propiedades.
Entre sus polémicas propuestas está la de desaparecer la mayoría de Ministerios, por considerarlos fuentes de burocracia, entre ellos el de Educación, que considera una fuente de adoctrinamiento.
Fuente: Observatorio de la Universidad Colombiana.