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La OECD acaba de presentar el libro “Equidad e Inclusión en la Educación”, en la que precisa los alcances y errores de interpretación en torno de estos temas en el contexto de sus países.

El texto, disponible en línea aquí, precisa que dimensiones como la equidad, la inclusión y la diversidad, entre otros aspectos a favor de la permanencia, la justicia y la graduación, entre otros componentes sociales, tienen muy diversas interpretaciones según la región y país en que se dimensionan como políticas públicas.

Aclara que definir los conceptos clave en el ámbito de la diversidad, la equidad y la inclusión en la educación no es tarea fácil, pues estos conceptos varían no solo en la literatura, sino también en el significado que les atribuyen los diferentes sistemas educativos. De hecho, dice, no existe una definición universal de equidad ni de inclusión en la educación.

El texto define los sistemas educativos equitativos como aquellos que aseguran que el logro del potencial educativo no sea el resultado de circunstancias personales y sociales, incluidos factores como el género, el origen étnico, el origen indígena, la condición de inmigrante, la orientación sexual y la identidad de género, necesidades educativas especiales y superdotación

Así, la apuesta del desarrollo conceptual del estudio busca demostrar que la exclusión va mucho más allá de elementos o poblaciones tradicional y erróneamente sujeto de discriminación, y menciona como hechos que están agravando la situación:

– El envejecimiento de la población y la urbanización

– Aumento de las crisis migratorias y de refugiados

– Aumento en las desigualdades

– Digitalización

– Debilitamiento en la confianza y en la cohesión social

– Bienestar y salud mental

– Covid 19

– Cambio climático y crisis ambientales

cuatro Otro elemento común, compartido con la definición de equidad de los sistemas, fue el enfoque en evitar la discriminación, con una mención explícita a varios grupos de estudiantes. Sin embargo, difiere de la equidad en que las definiciones de inclusión de ocho países hacen referencia explícita al concepto de diversidad. Colombia, México y Escocia (Reino Unido), por ejemplo, destacaron la importancia de valorar y respetar la diversidad de los estudiantes.

La aceptación en los sistemas educativos

No todos los sistemas son, como aboga el colombiano -dice el texto- por reconocer la diversidad, y menciona los siguientes cuatro sistemas con respecto a la inclusión o no de estudiantes.

En primer lugar, la exclusión se produce cuando se impide o se niega directa o indirectamente a los estudiantes el acceso a la educación en cualquiera de sus formas. Esto puede suceder cuando a los estudiantes no se les permite registrarse o asistir a la escuela, o se imponen condiciones a su asistencia. La exclusión en la educación no solo significa “niños no escolarizados”, sino que puede tener muchas expresiones.

Por ejemplo, la exclusión puede deberse al ingreso a una escuela o a un programa educativo, debido a la imposibilidad de pagar las tasas o por estar fuera de los criterios de elegibilidad.

Segundo, la segregación que ocurre cuando diversos grupos de estudiantes son educados en ambientes separados (ya sean clases o escuelas). Esto puede suceder, por ejemplo, cuando los estudiantes con una discapacidad de aprendizaje se ven obligados a asistir a una escuela/clase exclusivamente para estudiantes con discapacidades, pero también cuando las escuelas enseñan solo a mujeres o hombres (es decir, educación del mismo sexo o de un solo sexo).

El tercero, la integración que se logra ubicando a los estudiantes con diversas necesidades en entornos de educación general con algunas adaptaciones y recursos, con la condición de que encajen en las estructuras y actitudes preexistentes y en un entorno inalterado. Por ejemplo, la integración puede consistir en ubicar a un estudiante con un impedimento físico o una discapacidad de aprendizaje en una clase regular pero sin ningún apoyo individualizado y con un maestro que no quiere o no puede satisfacer las necesidades de apoyo social, de aprendizaje o de discapacidad del niño. En la literatura y la política, la integración y la inclusión se han comparado y, a veces, se han confundido, mientras que los dos conceptos presentan diferencias significativas.

El cuarto y último, y el deseable, es el de la inclusión, considerada como un proceso que ayuda a superar las barreras que limitan la presencia, la participación y el logro de todos los alumnos. Se trata de cambiar el sistema para que se ajuste al estudiante, no cambiar al estudiante para que se ajuste al sistema, porque el “problema” de la exclusión está firmemente en el sistema, no en la persona ni en sus características. Según UNICEF, la educación inclusiva se define como un proceso dinámico que evoluciona constantemente de acuerdo con la cultura y el contexto locales, ya que busca permitir que las comunidades, los sistemas y las estructuras combatan la discriminación, celebren la diversidad, promuevan la participación y superen las barreras al aprendizaje y la participación de todas las personas. Se reconocen y respetan todas las diferencias personales (es decir, edad, género, etnia, condición indígena, idioma, estado de salud, etc.).

Fuente: Observatorio de la Universidad Colombiana